Me platicó un amigo que un día en su escuela las relaciones de poder dieron un vuelco y tocó el turno a quien dirigía los destinos de la institución, obvio que nadie se quiere ir así tan fácil y por la puerta de atrás, sin embargo las "patadas de ahogado" no sirvieron de nada y todo se consumó.
Con el nombramiento del nuevo director, empieza el reacomodo en la institución y las negociaciones al interior, pero la autoridad saliente no da su brazo a torcer, al parecer más por orgullo y sed de venganza que por la escuela, su destino y su grupo.
En cierta ocasión la autoridad saliente llama al menguado grupo para intentar una asonada en contra del nuevo director, ya tenía todo un plan trazado para hacer daño, la toma de la escuela, cadenas, candados, mantas y algunos medios "chayoteros" para hacer el ruido necesario.
Cuando concluye la reunión, un compañero muy comprometido con el grupo se dirige a otro y le dice: Oiga compañero, yo creo que debemos platicar, yo no estoy de acuerdo en andar de Kamikaze por el simple hecho de satisfacer deseos de venganza que no nos llevarán a buen puerto, sobra decir que ahí quedo todo y que al final no fructificó el revanchismo enfermizo de quien nunca entendió que debía dar vuelta a la página y reescribir la historia.
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