Recuerdo que estábamos en la Universidad en una clase cuya carga era de dos horas continuas, estábamos charlando con la maestra tratando de convencerla de trabajar sólo una hora pues nos habíamos organizado para salir a cenar todo el grupo, era el turno vespertino y las últimas horas de clase.
La maestra no daba su "brazo a torcer" pues insistía que debíamos avanzar en el tema y que si nos íbamos temprano el tema quedaría inconcluso y nosotros con algunas lagunas sobre el mismo, seguimos insistiendo hasta que hubo un momento en que la maestra nos dijo ya muy desesperada: "No les puedo dar la hora, pues a ustedes uno les da la mano y luego le quieren agarrar otra cosa".
Al terminar de hablar la maestra, todo el grupo soltó una gran carcajada y la maestra ya toda ruborizada y sin atinar que decir finalmente accedió a nuestra petición.
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