Entusiasmados por la noticia corrimos a la Secretaría de Educación a recibir la famosa asesoría, nos tocó ser atendidos por un investigador con cara de menonita, aún recuerdo su rostro malhumorado y la liga que masticaba en su boca de manera desagradable.
Nuestro compañero quién lideraba al equipo de investigación le correspondió pasar a recibir las observaciones del "menonita", casi al término de la asesoría alcancé a escuchar cuando le dijo a mi compañero: "Y no olvides que si les hago una observación es para que no vuelvan a cometer la misma estupidéz".
Mi compañero se despide del "investigador" muy sorprendido por el comentario, al tiempo que yo me dirijo a la puerta "mascullando" mi enojo y diciendo que el único estúpido ahí era ese hombre con cara de menonita que mejor debió dedicarse a vender quesos, antes que tratar con desprecio a maestros comprometidos con su noble labor de formar docentes.